-9.dic.2019-
A pesar de que me encanta escribir, nunca les he contado que surge únicamente cuando siento hacerlo, cuando hay un motivo, una historia, una imaginación, un pensamiento, una idea, lo que sea que logre que mis dedos no paren de escribir hasta que sienta que terminé algo que puede quedar como un borrador para ser terminado o guardado después.
A veces me preguntan que de dónde saco la inspiración y la respuesta es: fugaz.
Solo siento la necesidad de escribir, como ahorita.
Se me viene el título y automáticamente mi mente comienza a hablar y mis manos a escribir.
Mientras escribo esto, voy de camino a Dallas, un vuelo de aproximadamente 3 horas y algo. Creo que ésta es la primera vez que no me toca sentarme junto a la ventana, lástima porque soy amante de los paisajes, atardeceres, las nubes y de todo aquello que me hace admirar la creación de Dios y sentirlo más cerca que nunca. Voy sentada en medio de dos personas y mientras escribo esto, creo que mis vecinos pueden leerme de reojo, entonces mejor no describo lo que hacen jajaja.
No quiero que esto parezca un diario pero este avión no tiene pantallas en los asientos 🙁 no descargué música o películas pero gracias a Dios la aerolínea me permite escuchar desde mi cel un concierto de Sam Smith, así que voy feliz jaja.
Es la segunda vez que viajo sola y me encanta tener tiempo para mí, para pensar, para agradecer y para soñar en grande cada vez más. La primera vez me fui al concierto de Celine Dion, hoy, voy al concierto de Andrea Bocelli, dos grandes artistas que admiro y amo escuchar en todo tiempo. Sin duda alguna, no me la creo todavía jaja. Estoy cumpliendo mis sueños y no saben lo bien que se siente, no tengo palabras.
Trato de ser una persona agradecida y cada vez que tengo la dicha de subirme a un avión, no sé qué me pasa pero automáticamente me pongo sensible, ¿será que soy la única? El estar entre las nubes me hace sentir más cerca de Dios, recordar a mis seres queridos que se encuentran entre ellas y sobre todo, me hace reflexionar sobre mi vida de una manera especial. Agradecer y pensar en la vida, en ese viaje que tenemos la dicha de disfrutar sin importar si hay turbulencia o no.
Creo que me detuve un momento a reflexionar, así que mejor continúo… Como decía al inicio, de repente se cruza un “tema” en mi mente y pasa esto, escribo en donde sea que esté.
¿Por qué un amor fugaz?
Porque pasa rápido, se va cuando menos lo esperas pero lo disfrutas mientras pasa. ¿Han tenido alguno? Yo sí.
Cuando menos lo esperas pasa frente a tus ojos y aunque se va rápido, disfrutas verlo pasar. Sin sufrimiento y sin rencor. Más bien, se queda grabado en tu mente como una experiencia única que tuviste la oportunidad de vivir.
Nunca he tenido la oportunidad de ver una estrella fugaz pero sí de saber de ellas. Pasan pocas veces en la vida, algunos tienen la oportunidad de verlas, otros no, pero los que cuentan haberlas visto, describen lo brillantes y rápidas que son.
Algunos esperan años por verlas y están tan pendientes de que no las vieron pasar frente a ellos. ¿Qué irónico verdad? Esto me hace pensar que así mismo suceden amores y oportunidades. A veces las tenemos enfrente pero no las vemos y otras veces, no estamos “pendientes” pero tenemos la dicha de coincidir en ese momento.
Dicen que hay 3 cosas que no regresan:
- El tiempo
- Las oportunidades
- Las palabras
Yo no estuve al pendiente y de pronto, pasó frente a mi y aunque no duró mucho, nunca voy a olvidar cómo brillaba.
Una experiencia de vida que tal vez solo pasará una vez, no lo sé, pero que mientras pasó, la disfruté mucho y ahora, esa luz la veo en el cielo y brilla bonito, sin dolor.