-15 de abril, 2020
En mi blog anterior hablé de “regresar a casa” y de los miedos que implica (si no lo has leído, está justo abajo de este).
Recibí algunos comentarios en donde me hicieron saber que se sintieron identificados pero uno de ellas llamó mucho mi atención y con su permiso, comparto lo que me respondió Vanessa:
Me encantó lo que nos compartiste, creo que la vida nos regresa a los lugares donde tenemos asuntos por terminar.
Hace unos años me vi en complicaciones económicas y “tuve” que regresar a la casa de mis papás, me identifiqué con el sentimiento que describes, todos los cuestionamientos que uno se hace; y ese sentimiento de derrota, pase dos años ahí, aceptando “estar” ahí, en retrospectiva puedo ver la razón, mientras estuvimos ahí, mi hijo, formó una hermosa relación con mi papá, yo me divorcié cuando Andrés tenía apenas meses y no tuvo figura paterna hasta en ese momento, mi papá estaba tan enamorado de él, eso fue en la edad de 10 a 12 años aproximadamente y justo mi papá se enfermó del corazón y murió.
Si la vida no nos hubiera acercado así, nunca hubiera logrado esa despedida, hoy lo recordamos con mucho amor y para mi hijo será por siempre un recuerdo que le enraíza, que le da sentido de identidad. Porque somos solo los dos. Son curiosas las vueltas de la vida y todas tienen un propósito.
Me hizo pensar lo siguiente: ¡vaya si no es cierto que Dios y la vida nos permiten regresar a lugares en donde nos están dando la oportunidad de vivir algo antes que suceda otra cosa!
Yo escribí acerca de regresar a casa y solo por no hacer el blog más “largo”, no hablé de los propósitos por los que regresamos porque claramente, TODO tiene una razón pero muchas veces también se trata de ser pacientes y solo disfrutar el momento porque con el tiempo, así como le pasó a Vanessa, miraremos en retrospectiva y solo daremos gracias por ese tiempo que pasamos, simplemente por haber regresado a casa.
Quiero agradecer a Vanessa por recordarme que todo tiene un propósito y mi querida Vane: gracias por abrir tu corazón. Me alegro de corazón que hayas tenido esa segunda oportunidad de tener de cerca a tu papi y sobre todo, que tu hijo haya sentido esa identidad que todos merecemos tener en nuestra vida.
En el momento de regresar a casa, no te enfoques en el sentimiento, únicamente vívelo y aprovéchalo porque estoy segura que se te está presentando una segunda oportunidad de vivir, amar y compartir a plenitud a los tuyos. Incluso en esta cuarentena.
Los planes no se estropean cuando Dios es el encargado de cuidarte y darte siempre lo mejor. ¿Duele y hay un poco de enojo y frustración cuando las cosas no salen como nosotros queremos? Si, fijo, pero no olvides que algo mejor viene.
Disfruta la vida porque hoy tienes el mayor regalo.
“Pedimos un regalo cuando lo tenemos cada día” -Julio Melgar.