-31 de diciembre, 2018.
Iniciamos un año sin imaginar todo lo que está por venir.
Trazamos sueños nuevos, metas más grandes y tal vez se nos olvida pensar en los planes que Dios tiene para nosotros y la manera en la que actuará a favor nuestro. Se nos olvida que al final de todo, su voluntad se hará en el momento perfecto. Claro, como no sabemos lo que viene, desconocemos los sacrificios que tendremos que hacer, el dolor y sufrimiento que tendremos que pasar para que su voluntad se haga en nuestra vida. Si no nos tocara pasar momentos de prueba, la vida no tendría sentido, ¿o sí?
En el camino nos toca conocer gente nueva y también despedir a gente que amamos (por distintas razones). Desconocemos el camino, pero vamos por él, tratando que sea de la mejor manera mientras seamos nosotros los que conduzcamos.
Hoy amanecí pensativa, sentimental y muy agradecida. Me puse a pensar en la manera en la que hace 365 días atrás comenzaba mi día y definitivamente no se acerca en lo más mínimo a cómo inició hoy. Hace 1 año tenía otras metas, soñaba con muchas cosas y anhelaba otras. Hoy, a punto de terminar este año, puedo decir con toda honestidad que, aunque no todo salió como yo quería, Dios siempre estuvo a mi lado. Que difícil aceptar, valorar y agradecer la voluntad de Dios, ¿no creen?
Este año definitivamente ha sido y será el más difícil que me tocó pasar. Perdí a personas que aún quiero y aunque no fue por elección, me tocó aprender a desprenderme física, emocional y sentimentalmente de ellos. Este año tuve oportunidades que no había “trazado” a inicios de año pero que gracias a Dios tuve. Conocí lugares que no tenía “previsto” visitar y Diosito me premió con llevarme y disfrutar de todo lo que ya tenía planeado para mí.
Este año me ausenté de las redes sociales por un tiempo, me alejé por un momento de mis más cercanos y me di un tiempo para meditar. Retomé amistades que valen la pena y que por diversas razones había olvidado en años anteriores. Este año me tocó aprender la importancia de cerrar ciclos. Este año pude acercarme más a mi familia. Este año aprendí la importancia de pasar tiempo conmigo misma, consentirme, amarme y aceptarme como soy.
Este año aprendí muchísimo del verdadero amor. Este año me tocó vivir lo más lindo: el amor de Dios de una y mil maneras <3
Justo ayer por la noche le decía a Dios que no le iba a pedir, sino a darle gracias, incluso por las cosas que aún no tengo y no veo. Gracias porque jamás me dejó. Gracias por la vida y la salud. Gracias por la provisión de trabajo, alimento y de compartir. Gracias por mi familia y amigos. Gracias porque me ha preparado, ha moldeado mi carácter y mi corazón a través de circunstancias difíciles que, aunque sigo sin ver el propósito, estoy muy segura que algún día podré decir a todo pulmón: “GRACIAS SEÑOR porque por esa prueba ahora estoy aquí”. Gracias a Dios por alejar a las personas que no suman a mi vida, gracias por las personas que conocí, gracias por las amistades que retomé, gracias por las puertas que se cerraron y mil gracias por las muchas que se abrieron. Gracias por brindarme pruebas duras en las que me ha dado la oportunidad de sentir su amor de una manera tan dulce, especial, sobrenatural y diferente.
¿Qué aprendí? a aceptar la voluntad de Dios, a cuidarme más a mí misma, a disfrutar el tiempo conmigo y a quererme. Aprendí que por muy fuerte que sea la prueba, Dios está conmigo y a mi favor.
Comparto contigo un poco de lo que aprendí y espero te pueda ayudar:
Aprendí a no culparme por lo que ya pedí perdón.
Aprendí a decir que “no” sin sentirme culpable.
Aprendí a aceptar la voluntad de Dios aunque duela.
Aprendí a darle gracias a Dios por todo, incluyendo por los malos momentos.
Aprendí a que está bien ser susceptible.
Aprendí la importancia de desahogarme sin importar el lugar y las personas que estén alrededor.
Aprendí a no reprocharme por no haber hecho algo porque si no lo hice en su momento fue porque simplemente no quería.
Aprendí la importancia de hablar y no quedarme callada por pena o vergüenza.
Aprendí a que NADIE te puede juzgar y menos si no ha pasado lo mismo que tú.
Aprendí que el amor de tu familia siempre será muy importante.
Aprendí que no importa lo que pase, la familia siempre estará esperándote con los brazos abiertos.
Aprendí que las personas que realmente aman, luchan y te lo demuestran con hechos, no con palabras.
Aprendí que Dios es la mejor prueba de amor que podemos tener en la vida y sentir en el corazón.
Lo más importante: aprendí que hay personas que te aman tanto que oran por ti y que, aunque no te lo digan, Dios las usa para que todas esas oraciones sean las que reconforten tu alma y tu corazón.
Acabo de leer esto y te lo quiero compartir:
“Este año te tocó ser fuerte. Este año que comienza te toca ser feliz” <3
A disfrutar de este 2019, de todas las pruebas y de las muchas bendiciones que Dios tiene para tu vida. Recuerda que los diamantes tienen que pasar por fuego para que luego brillen.
Dios te bendiga y sin importar qué, no dejes de amar, creer, dar gracias y seguir orando <3 Te deseo un excelente y bendecido inicio de año.
————————