Hace unos años me vi en complicaciones económicas y “tuve” que regresar a la casa de mis papás, me identifiqué con el sentimiento que describes, todos los cuestionamientos que uno se hace; y ese sentimiento de derrota, pase dos años ahí, aceptando “estar” ahí, en retrospectiva puedo ver la razón, mientras estuvimos ahí, mi hijo, formó una hermosa relación con mi papá, yo me divorcié cuando Andrés…
Un recuerdo de hoy hace un año (la muerte de mi abuelita) me hizo reflexionar en que todos los años nos subimos a una montaña rusa sin saber cómo se sentirá el camino. Hacemos la cola para subirnos a ese juego que tanto queremos, nos subimos con muchas expectativas y mientras estamos en él, tratamos de disfrutarlo, pero resulta que en el camino solo pueden pasar tres cosas…
Mientras escribo esto, voy de camino a Dallas, un vuelo de aproximadamente 3 horas y algo. Creo que ésta es la primera vez que no me toca sentarme junto a la ventana, lástima porque soy amante de los paisajes, atardeceres, las nubes y de todo aquello que me hace admirar la creación de Dios y sentirlo más cerca que nunca. Voy sentada en medio y mientras escribo esto, creo que mis vecinos pueden leerme de reojo, entonces mejor no describo lo que hacen jajaja…
-31 de diciembre, 2018. Iniciamos un año sin imaginar todo lo que está por venir. Trazamos sueños nuevos, metas más grandes y tal vez se nos olvida pensar en los planes que Dios tiene para nosotros y la manera en la que actuará a favor nuestro. Se nos olvida que al final de todo, su voluntad se hará en el