Hoy estaba pensando: ¿cómo puedo comparar la fortaleza en medio del duelo? Y se me vino esto a la mente….
Cuando fijamos una meta en algo como terminar una carrera de 5k, por ejemplo, a los 4.5km podemos estar casi que tiramos la toalla, el cansancio se siente más intenso y la meta más lejana aunque esté relativamente cerca. Te faltan 0.5km para llegar a donde te propusiste.
De repente, en el camino ves a tu familia, amigos, a esa persona especial e incluso, a personas que no conoces pero que te están haciendo porras porque estás a punto de terminar, de llegar a la meta.
Por más enfocado que estés, esas voces y esos ánimos se sienten y te motivan a terminar con más fuerza lo que te resta para completar tu meta.
Y así, lograste terminar. Cruzaste la línea trazada y a pesar del cansancio y del camino que solo TÚ sabes como fue, te sientes feliz de haber llegado.
Cuando comenzaste la carrera, probablemente habían muchas personas más que tenían el mismo objetivo y a pesar que todos comenzaron al mismo tiempo, unos llegaron antes que tú. En el camino lograste ir al paso de muchos, rebasaste a otros e incluso, te quedaste atrás de los que iban a un paso más acelerado que tú. Pero no importa, para ti esto no era una competencia para ganarle a los demás, era una meta que te habías trazado para lograr algo por ti y para ti. Era TÚ camino.
En este camino solo tú sabes lo mucho que te pudieron haber dolido los pies, solo tú sabes lo que ibas pensando y solo tú conoces el sentimiento de recorrerlo a tu ritmo, sin prisas ni presiones. Aunque nadie conocía lo que llevabas dentro, habían personas pendientes de ti, de verte llegar y sin importar cuánto tardarás en llegar, estaban ahí, apoyándote.
Por muy difícil y cansado que haya sido tu camino hacia la meta, es importante escuchar a las personas correctas porque claro, en el trayecto hay de todo pero siempre resonará más lo positivo que lo negativo y aunque sintás que no vas a poder, vas a sacar esa fuerza de tu interior para no rendirte y luego, te darás cuenta que siempre habrá alguien dándote porras.
Algo así siento que es la fortaleza de Dios en medio del duelo. Hay muchas personas a las que puedes ver y a las que no, pero que sabes que están ahí, haciéndote porras, dándote palabras de aliento, compartiendo palabra de Dios y lo más valioso: orando por ti.
¿Cuál es la meta en el duelo? ¿Superarlo? No, esa no es la meta. La meta es cada día. Un día a la vez. No importa cómo sea tu recorrido diario, lo importante es completar cada día con un paso a la vez.
No te presiones, el camino por muy largo que lo veas, llegarás aunque sientas que vas lento.
No hay prisa porque por mucho que tardes, hay personas en el recorrido dándote palabras de aliento y también esperando por tí en la meta.
Camina a tu ritmo y por muy difícil que parezca, disfruta el camino porque NUNCA lo volverás a pasar igual.
Este es mi recorrido, mi nuevo camino. Actualmente, soy pasajera de una nueva ruta que me cambió de la noche a la mañana y que no tenía prevista.
Sin saber aún hacia dónde me lleve este nuevo camino, lo voy a disfrutar con tormentas y lindos atardeceres. Estoy segura que unos años, lo veré distinto y si, ahora que lo escribo no lo entiendo pero Dios si y Él es mi mejor guía en este nuevo recorrido.
La fortaleza del duelo es retarnos en probar nuestra fe.
Creer en lo que no vemos pero confiar en lo que tendremos.