“A que el pasado maneje mi vida y mi hoy;
mi huella indica por donde he estado, pero no hacia dónde voy.
Renuncio al miedo de intentar lo que sueño;
prefiero el fracaso a decir “hubiera” de nuevo.
Renuncio a todo lo que no puedo controlar;
nada quita más energía que luchar y luchar contra lo que no puedes cambiar.
Renuncio a aparentar para intentar encajar en donde no quiero estar.
Renuncio a todo lo innecesario que ahora pareciera que es lo único necesario.
Renuncio buscar ser feliz para mejor encontrar cómo ser más feliz.
Lo primero implica un destino finito, mientras que lo segundo es un camino infinito.
Renuncio a tomarme las cosas personales, la gente que importa no lo hace para mal.
Renuncio a creer lo que las redes sociales me quieren vender;
una foto capta un momento, pero esconde el contexto por completo.
Renuncio a hacer juicios sin información;
si algo no me consta prefiero que el silencio sea mi opinión.
Renuncio a no creer en mí, te digo muchas veces somos nuestro peor enemigo.
Quizás no me garantice que lo vaya a lograr pero creer en mí es lo único que abre la posibilidad.
Renuncio a tu opinión de mí;
me libero totalmente de ti.
Me dices que solo sea yo y cuando lo soy, resulta que así siempre así no.
Renuncio vivir bajo tus expectativas, las únicas que tengo que llenar son las mías.
Renuncio a ser lo que yo pienso que tú piensas que soy para convertirme en solo lo que yo pienso que soy.
Sabes, tengo una mejor idea: seré más como yo quiero ser y menos como tú quieres que sea”.
Farid Dieck
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